El Celler de Can Roca, estrella Michelín

El pasado 25 de noviembre se celebró en el mercado de San Miguel de Madrid la entrega de las estrellas Michelín de este 2009. El gran triunfador de la noche fue el Celler de Can Roca, situado en Girona, que consiguieron su tercera estrella, uniéndose así al selecto club de los 3 estrellas Michelín en España.


No obstante, no fue el único establecimiento galardonado de la noche, ya que hasta 17 restaurante más se estrenaron en la guía con su primera estrella. De este modo, España cuenta este año con 147 establecimientos con una estrella Michelín, de los cuales 132 tienen una galardón, 8 tienen dos y 7 forman parte del conocido grupo del club de las 3 estrellas. Entre ellos, se encuentran el restauran Arzak, El Bulli, Can Fabes, Lasarte, Sant Pau, Akelarre y desde esta semana el Celler de Can Roca.

Dicho premio, entregado año tras año a los mejores locales, es un reconocimiento a una labor bien hecha, a la calidad de unos platos que ante todo les reportará, a los locales que lo obtengan, prestigio y fama a nivel mundial. En cada edición, los resultados se publican en la guía, para este año Guía Michelín 2010, para que todo el mundo puedo informarse sobre los mejores restaurantes y los mejores servicios del planeta.


23 años de trabajo

El Celler de Can Roca, en Girona, fue abierto en el año 1986. En 2007 se trasladaron al local en el que actualmente se encuentran. Durante estos veintitrés años de trabajo, el restaurante se fue ganado una fama y un reconocimiento cada vez más sólido que le llevaron a conseguir sus dos primeras estrellas y a ser considerado por la prestigiosa publicación 'Restaurant' como el quinto mejor restaurante del mundo.

El local de los hermanos Roca lucirán en la Guía Michelín 2010 la máxima distinción culinaria en España y Portugal. Tras recibir el destacado premio, uno de los hermano, Joan Roca se mostró “contento” por el galardón y confesó que desde hacía días había recibido “muestras de reconocimiento y consideración”. Asimismo, el catalán también quiso destacar que la calidad no está reñida con el bolsillo al asegurar que no subirán los precios y seguirán con su filosofía de “ajustar calidad y precio”.

Cita obligada: 'L'Aplec del Caragol'

Aunque todavía quedan seis meses para que se vuelva a celebrar 'l'Aplec del Caragol' esta semana entrevistamos a José Manuel Biela, el presidente de 'Els tres peus', una de las peñas participantes en esta fiesta gastronómica, una de las más conocidas en Lleida. Este año ha celebrado su XXX edición y están de celebración.

Pregunta obligada: ¿Qué es el 'l'Aplec del Caragol'?

Es una fiesta típica de Lleida. Se organiza con la intención de dar a conocer a turistas y visitantes una de las comidas típicas de les 'terres de ponent', los caracoles. Esta es una de las principales características de la fiesta, ya que todas las comidas tienen como principal protagonista este alimento. Concretamente, durante estas fechas, en Lleida se comen más de 2 toneladas.


¿Cuanto tiempo dura?

Son tres días de fiesta ininterrumpidamente. Siempre se celebra el segundo o tercer fin de semana de mayo, en función de la semana en la que se celebre la fiesta mayor de la ciudad. La celebración comienza el viernes por la tarde/noche y se termina el domingo, normalmente después de comer. Aunque la gente vive la fiesta hasta que su cuerpo aguante.


¿Qué actividades se organizan?

Hay muchas actividades y muy variadas. Desde juegos para los más pequeños, habitualmente por las mañanas, hasta concursos y yincamas para el resto. Todos, peñistas y visitantes, puede participar en ellas, aunque normalmente son los peñistas lo que se disputan los premios.

Durante la fiesta se pueden encontrar carreras, concursos de dibujos, zonas de baile, hinchables para los pequeños, juegos infantiles, carreras de sacos, guerras de agua, payasos y pasacalles, entre otros. Normalmente todas estar actividades se inician a las 10 de la mañana y no terminan hasta después de la hora de cenar.


¿Cuál de ellas es la más destacada?

El pasacalles del domingo por la mañana (vídeo 130 s.). Todos los peñistas se juntan el domingo a las 9.00 horas en la parte alta de la ciudad. En ese momento, algunos habiendo dormido, otros sin haberlo hecho, empiezan una charanga por toda la ciudad, hasta llegar cada grupo a su peña. Cada 'colla' lleva su carro con agua, comida y música. Todos cantan, todos gritan... Por su parte, los vecinos que no participan, tiran desde sus balcones agua a los peñistas. Es la diversión de la fiesta: que todos los peñistas se mojen y disfruten a lo grande de esta celebración.

Antes de llegar a las peñas, el alcalde de Lleida es el encargado de añadir a sus respectivos estandartes una banda conmemorativa de participación. En esta bandera cada peña añade, año tras año, todas sus bandas participativas en 'l''Aplec del Caragol'.


¿Cómo se estructuran estas peñas?

Cada peña, con un total de 12.000 participantes totales, tienen una camiseta y un pañuelo que las distingue del resto. En nuestra peña, 'Els tres peus', llevamos una camiseta roja con el escudo de la peña en medio, y un pañuelo azul con el mismo logo. Somos aproximadamente unas 100 personas. Entre todos llevamos la peña, aunque hay una reunión previa para comprar y alquilar todo el material que se necesita para estos tres días. En esta reunión participan 3 o 4 personas, los demás no trabajan hasta el primer viernes, día de montaje de las carpas. Lo mismo pasa cuando se termina la fiesta, unos pocos se quedan a recoger y dejarlo todo limpio antes de irse de nuevo a la cama.


¿Cómo se vive desde dentro?

Es una fiesta muy gratificante. Hay trabajo, porque además de la fiesta, se trabaja mucho. Se hace la comida a los más jóvenes, se montan y desmontan las carpas, se va a comprar y a alquilar todo el material... Son tres días de fiesta, pero también de poco relax, ya que después de 'l'Aplec', el lunes siguiente es muy duro. Se duermen menos horas de las que el cuerpo necesita y el lunes se nota, estamos muy cansados e incluso cuesta arrancar. Aunque año tras año nos gusta ir, nos gusta mucho el ambiente y la fiesta que se monta en Lleida durante estos tres días.


¿Cómo definiría el 'Aplec'?

Como una fiesta donde se tiene que ir una vez a la vida. Igual no es una fiesta tan conocida como los San Fermines o la Tomatina, pero vivirla desde dentro es inolvidable. Hay mucha gente que viene a la fiesta a pasear y a ver el ambiente, pero hasta que no la vives desde dentro, te haces de una peña y estás todo el día en las carpas, no sabes el verdadero significado de 'l'Aplec'.


Gracias por todo José y esperamos que este año vuelva a ser inolvidable.

Gracias a vosotros, os espero en mayo.

El tren de la tapa

Son las 13.40 del día 11 de noviembre. Nos encontramos en la estación de Chamartín de Madrid esperando para poder subir al AVE con dirección Valladolid. Es un viaje especial, un trayecto diferente. Durante los 55 minutos de recorrido, los trabajadores de Renfe nos ofrecerán con una gran degustación de tapas y pinchos variados, que forman parte del V Campeonato Nacional de Tapas de la ciudad de Valladolid.

El tren arranca, el reloj marca las 14.01. La gente mira para todos los lados esperando que lleguen las primeras tapas. Da la sensación que mucha gente ha cogido el tren a esta hora porque sabe a lo que viene. ¿Y a quién no le apetecen unas tapas a la hora de comer?

A los diez minutos de trayecto empiezan a servir las diferentes tapas, en esta ocasión de 22 de los 66 bares/restaurantes participantes. Todas van pasando por delante de mis ojos. Saboreo todo tipo de tapas: unas muy sencillas de hacer pero de lo más exquisitas, otras tan elaboradas hasta el punto que no sé por donde empezar a comerlas.

Entre los establecimientos se encuentran los restaurantes Ángela, La Criolla, La Garrocha, Don Bacalao y la Perla de Castilla. Además, a parte de las originales tapas diseñadas para la ocasión, todos los usuarios de Renfe que comparten trayecto conmigo tienen la oportunidad de degustar vinos y productos típicos de la ciudad vallisoletana.

Después de 30 minutos de trayecto pregunto, por curiosidad, a los trabajadores de Renfe qué día darán los ganadores de las tapas. Me comentan que esa misma noche se proclamará al ganador, en la Acera de Recoletos. Será un fin de fiesta para celebrar el quinto aniversario de un campeonato único que exalta a la identidad gastronómica más característica de España: la tapa.



Entrega de premios

Por la noche, nos presentamos a la cita para conocer el flamante ganador del concurso. A las 21.30 empieza el acto, que se enmarca dentro de una cena de pinchos y tapas celebrada en la carpa, en dicha acera. El jurado está compuesto por los cocineros Ramón Freixas como presidente y Jesús Ramiro, Enrique Becerra y Mikel Zeberio como ayudantes. Entre los cuatro efectúan la votación, a puerta cerrada. Treinta minutos más tarde salen al escenario para nombrar al campeón. El galardón fue para Diego Guerrero, del restaurante Club Allard de Madrid, con su creación Mini Baby Bell de Camembert Truffe. Este fue premiado con 6.000 euros y la figura escultórica testimonial de su triunfo.

Guerrero recibió el galardón de la mano de la concejala de Cultura, Comercio y Turismo del Ayuntamiento de Valladolid, Mercedes Cantalapiedra. También estaban presentes en el acto el presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de Valladolid, José Ramón García Sanz, el presidente del jurado, Ramón Freixa, y el director del certament, Luis Cepeda.


Más galardones

El segundo premio recayó sobre Jordi Gotos, del restaurante Brown 33 de Barcelona, por su tapa de Oliva+Anchoa+Hueso, que recibió un premio de 3.000 euros. El tercer premio, por un valor de 1.500 euros, fue para José Luis García Galindo, del Abeletexe de Zizurkil, de Guipuzcoa, por su elaboración de Alubias de Tolosa.

El resto de premios repartidos fueron el 'Mejor Concepto de Tapa', a la 'Tapa más vanguardista' y la 'Tapa más tradicional'. Además, todos los participantes recibieron un diploma de reconocimiento del Ayuntamiento de Valladolid y su Asociación de Hostelería.

Finalmente, y como novedad de esta quinta edición, se concedió por primera vez un accésit denominado 'Tierra de Sabor', a la mejor tapa elaborada con productos autóctonos de Castilla y León. Para esta ocasión, el jurado eligió la tapa Obama en la Casa Blanca, elaborada por Antonio González García, del establecimiento vallisoletano Los Zagales de la Abadía.

Se acaban ocho días de cerveza

El pasado domingo 1 de noviembre se terminó la I Feria de la Cerveza de Madrid. Durante dos fines de semana, los aficionados a la 'birra' pudieron saborear las mejores cervezas importadas de todos los rincones del mundo. La plaza de toros de Las Ventas fue el escenario escogido para celebrar esta iniciativa.

Durante el primer fin de semana de apertura, del 22 al 25 de octubre, se registraron más de 20.000 visitantes y se sirvieron alrededor de 25.000 cervezas. El segundo fin de semana, del 29 de octubre al 1 de noviembre, se superaron con creces estos datos.

Todos los asistentes pudieron disfrutar por todo lo alto del ambiente que había en el recinto. En la plaza de toros, la organización habilitó una carpa con música en vivo y en directo durante todas las horas que estaba abierta la Feria. Además, de animación para los visitantes. Para los más pequeños se instaló una zona con actividades infantiles hasta las 21.00 horas.

Entre las marcas de los principales países productores se encontraban cervezas alemanas, belgas, irlandesas o británicas. Todas ellas separadas claramente para que los asistentes pudieran deleitar y saborear las que más les interesaban. Los precios de las cervezas oscilaban entre les 3 ó 4 euros las jarras de medio litro y alredor de los 8 euros la jarra de un litro.

Además de las cervezas, los países participantes ofrecían una degustación de sus productos típicos y tradicionales, como por ejemplo pinchos de pollo, todo tipo de ensaladas, hamburguesas, salsas picantes y una gran variedad de platos más.

La iniciativa, organizada conjuntamente con La Fábrica Museo de la Cerveza, Heineken España y Cervezas Universales, ofrecía 'birra' de Irlanda, como la Guinness y la Murphy’s; de Alemania, como la Paulaner; de Bélgica, como la Affligem; de Australia, como la Foster’s; de Italia, como la Birra Moretti, y por supuesto, maltas españolas de gran nombre a nivel internacional, como Amstel y Buckler, así como muchas que se consumen en todos los puntos de nuestra geografía.


Lleno hasta la bandera

La I Feria de la Cervera tuvo gran éxito durante sus ocho días de durada. En el recinto no cabía un alma (vídeo 34 s.). Además, los organizadores establecieron un aforo y al llegar a este paraban la cola y no dejaban entrar más gente. Si los visitantes, que hacían largas colas en la calle, querían entrar se tenían que esperar a que alguien que estaba dentro abandonara la plaza. En función de la gente que salía, entraban los siguientes.

No obstante, este aforo no era un número muy grande, ya que dentro del recinto no había mucha gente, no había colas para pedir las cervezas y las tapas, no había agobios… cada persona tenía su especio vital y podia pasear, bailar o charlar tranquilamente, sin estorbar o chocar con nadie.


Cervezas de grifo

Una de las cervezas de grifo en la Feria era la Amstel, con un 5,0% del volumen. Está elaborada con un proceso exclusivo de Amstel, que es el río que atraviesa Amsterdam del cual toma su nombre, y que desde 1870, le confiere su característico sabor ligero y suave con aromas lupulizados de malta. Esta cerveza está elaborada con ingrediente naturales y no contiene aditivos.

Otra de estas cervezas es la alemana Paulaner Lager, original de Müncher. Está elaborada con lúpulo hallertau, muy aromático, y aguar ricamente mineralizadas de manantiales propios. Tiene un delicado perfume y un sabor natural y limpio.

Otras de las cervezas de grifo son la Aflligem Dubbel, la Paulaner Trigo, la Buckler y la Guinness. Esta última está importada de Dublín (Irlanda). En 1759, Arthyur Guinness alquiló una vieja fábrica para iniciarse en la fabricación de esta cerveza que, hoy en día, constituye uno de los símbolos de Irlanda. Es una bebida de alta fermentación, debido a las maltas tostadas, el intenso sabor firme y su cremosa espuma.


Cerveza en botella

En la Feria también se podían ver cervezas en botella, como la Buckler o el Legado de Yuste. Esta está elaborada con cebada extremeña muy malteada, que confiere tostados tanto al sabor como a su color oro viejo.Tiene unos aromas muy penetrantes y es muy melosa por su gama de gustos dulces; desde mieles vírgenes a mermeladas, caramelos y naranjas amargas. Tiene un cuerpo y una sólida contextura, con una espuma recia y sustanciosa de color blanco y rojo. Es una cerveza de trago corto y saboreado, que evoca el monasterio donde Carlos V mandó hacer una cervecería a su retiro.

Otras de las cervezas de botella es la Maes, y también la Judas, una cerveza belga que recibió el premio “selección del mundo”. Es una bebida especial, de fuerte color dorado, con un sabor intenso y con un contrapunto de notas dulces y amargas. Posee una gran densidad que hace de ella una cerveza ideal para disfrutar de un buen “trago largo”, especialmente por la noche.

La Mort Subite, la Murphy’s, la Newcastle Brown Ale, la John Smith y la Fosters son otros ejemplos. Además de la Birra Moreti y los Desperados. Esta última es una importación francesa. Una cerveza aromatizada con tequila, muy rubia y clara, cristalina, ligera y refrescante. A la agradable sequedad que proporciona el amargor del lúpulo, se añade un golpe limpio y seco de tequila, perfumado y de amable consistencia.